Cuando no tengo ganas de escribir,
simplemente me amarro el corazon
para asfixiarlo lentamente,
lo aturdo, lo alento,
lo vuelvo somnoliento,
vano intento para impedir
que siga expulsando letras
a cada bombeo.
Cuando no tengo ganas de escribir
mejor tengo sexo,
y lo hago salvaje para cansarme,
fallida salida,
porque no hago mas que rimar
mi espalda con sus manos,
mi boca con su piel,
mi alma con su placer.
Cuando no tengo ganas de escribir
me embriago
buscando la inconciencia,
vaya demencia,
el alcohol es combustible
que hace volar las ideas,
algunas se estrellan
pero otras, otras planean
y se vuelves caminos de luz.
Cuando no tengo ganas de escribir
procuro despertarme
del sueño que se llama vida,
vano intento,
este manicomio no cuenta con salidas.
Oportunidad
Hace 1 día