Un niño soñó con una chica, vestida con flores amarillas como mariposas que saltaba entre nubes, sonreia y aplaudia cuando contemplaba un arcoirisi y se enamoró de ese sueño. Andubo los años aprendiendo el idioma de los adultos, ese que te cambia de a poco, que te cambia de adentro, que te enseña que los sueños no son mas que vanos intentos de un descanso frustrado. Un buen dia, mientras caminaba de regreso del trabajo, la noche se volvió mas negra, el viento sopló, la lluvia sin consideracion alguna empezo a lavar la suciedad de esa ciudad amnesica, el hombre que era ya, solto a correr para proteger su adultez, pero era en vano, el saltar charcos se parece a saltar nubes y es que los charcos son como espejos inmisericordes que dicen la verdad, deberiamos enseñar a los espejos a mentir de vez en cuando, pero bueno, esa es otra historia, ¿En que iba? Ah si, saltaba charco y charco sacudiendose los años, desempolvando recuerdos, de pronto, en el ultimo charco, escucho un ruido, algo se quebraba, levantó los ojos al cielo, una lampara explotaba y lo iluminaba todo, al otro lado de la calle una chica brincaba los charcos igual que él, recordando, no llevaba vestido con flores, no habia arcoiris, pero si reia, entonces el hombre cerro los ojos y el niño despertó.
Tienes un premio en mi blog.
ResponderEliminarUn beso.
Sencillamente Encantador...besos
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