domingo, 19 de septiembre de 2010

¿Donde esta Dios?

Los gritos son indescriptibles, todos piden ayuda pero no todos caben, la lancha es pequeña y el desastre es demasiado, no avisaron que venia este cuerpo de agua, pero, ¿Era posible saberlo?, Si, si lo era, mas no era prioritario, incluso favorece el hecho de salir en tantas camaras.
El agua es oscura, no hay luz, las lamparas de los demas rescatistas cortan la oscuridad lastimando los ojos, un tronco golpea mi lancha, la mueve, espero que no la haya dañado.
Llevo a cuatro personas, me han dicho "cobran mas de mil pesos para rescatas, pero si es un desastre dicen, no es posible que nos quieran salvar las hienas, hay bebes, niños, mujeres, ancianos y ellos piensan en lucrar, de donde sacaremos mas de cien dolares para pagar ser sacados, ¿Donde esta Dios?".
Mudo continuo mis viajes, no se cuanto mas alcanze el diesel, no importa, remare si es necesario, pero la gente necesita ayuda, se escuchan las voces "Los lancheros estan robando las casas abandonadas, ¿Donde esta la autoridad? ¿Donde esta Dios?".
No tengo combustible, me faltan fuerzas en los brazos, este es mi ultimo viaje, debo descansar, casi amanece, todo se ve mas claro, la lluvia no dejo de molestar en toda la noche, ahora con la claridad todo es mas tenebrosos, no eran troncos, hay lagartos por ahi y serpientes cazando las pocas ratas que flotan por todos lados, la noche era una bendicion. Una mano, he visto una manita, una cabezita se asoma por aquel techo, es un bebé. Lo tomo en mis brazos y lo deposito en la lancha, ayudo a su madre, esta seminconsiente, de haberme tardado un poco mas ese pequeño habria caido al agua, tiemblo de solo pensarlo.
"Estoy desde ayer al mediodia sobre la azotea, no he bebido nada", su voz debil, le acerco mi botella de agua, "¿Donde esta Dios?" me pregunta.
No se que contestar, sigo remando, quizas falte alguien que necesite subir a mi lancha, despues ire a descansar, quizas Dios haya llegado ya, muchos lo esperan, mientras tanto se tendran que conformar con mi lancha.
A lo lejos escucho gritos, un tronco volteó una lancha con televisores, cierto, no era un tronco, si, quizas Dios se acerca ya.

1 comentario:

  1. Es increíble que haya gente que se aproveche de las tragedias ajenas.

    Pero es bueno saber que hay gente como tú, que ayuda desinteresadamente a quien puede en la medida de sus posibilidades.

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